Estos elementos permiten que las drogas ilícitas escondan su verdadera escencia.
El narcotráfico encontró una nueva forma de engañar a las policías: los profármacos. Estos químicos solo se activan una vez interactúan con el metabolismo, permitiéndoles ser “invisibles” frente a controles policiales.
Oficialmente, los profármacos se inventaron con un fin medicinal. La intención es que, como estos compuestos no están activos al momento de la injerencia, permiten una mayor capacidad de administración, logrando una mejor absorción, metabolismo y excreción del fármaco.
Esto funciona principalmente con medicamentos más fuertes o en procesos más complejos, como quimioterapias, donde puede haber efectos secundarios.
Sin embargo, desde el mercado negro están aprovechando esta “inactividad” para pasar fácilmente la fiscalización policial. Como estos elementos, a primera vista y análisis, no son realmente una droga ilegal, no se detectan como tal.
Además, se necesitaría de un estudio en laboratorio para reconocer qué contiene el supuesto medicamento. Como muchos son legales, no se puede tampoco requisar este elemento.
Por esta razón, se piensa que los profármacos pueden haber circulado durante años, ya que muchos se crearon hace décadas. No obstante, recién en los últimos años se detectaron oficialmente, y algunos países de Europa los están incluyendo en sus “listas negras” de drogas.
¿Qué son los profármacos y cómo funcionan?
Los profármacos son compuestos bastante similares a los originales, aunque cuentan con algunos elementos que interactúan y desaparecen con el metabolismo.
Uno de los ejemplos más comunes es el caso del ALD-52, o 1-acetil-LSD. Este compuesto, al ingresar al cuerpo, elimina dos de sus moléculas de carbono y una de oxígeno, liberando solo el LSD. Este último elemento interactúa con los receptores neuronales, provocando el mismo efecto que la popular droga.
Durante los últimos años países como Japón y Brasil detectaron otros profármacos que “esconden” este ácido, como el 1p-LSD.
También se registra un profármaco para el GHB (gamma hidroxibutirato), también conocido como éxtasis líquido. Se trata del GBL (gamma butirolactona), sintetizado para ser un producto de limpieza, aunque también se encuentra en el mercado negro.
Además, los narcotraficantes también comenzaron a sintetizar profármacos para el MDMA y las anfetaminas, con el fin de “ocultar” estas drogas.
Aunque este tipo de elementos representan- al menos en los registrado hasta ahora- un porcentaje muy bajo en comparación con el resto del mercado ilegal de las drogas, sobre todo por la marihuana y cocaína, es importante la prevención hacia los nuevos tipos de sistemas en el mercado ilegal.
Por otro lado, se fabricación en laboratorios ilegales pueden provocar incluso peores efectos de los que genera el consumo de estos químicos.