El clostridium botulinum es una bacteria que en entornos pobres en oxígeno produce toxinas botulínicas, que a su vez son las que dentro del cuerpo provocan el botulismo. Alimentos enlatados, fermentados y conservados como frutas, verduras y pescados son el ambiente ideal para que estas toxinas se desarrollen.

Los alimentos infectados con estas toxinas no tienen ni un olor ni sabor en particular por lo que no se pueden identificar antes de consumirlos. Eso sí, no se transmite de persona a persona.

Existen varias enfermedades por intoxicaciones alimenticias, las más conocidas son la salmonella y el cólera. Pero a diferencia de las anteriores, la bacteria clostridium botulinum está ampliamente difundida en el medio ambiente, lo que la hace resistente a un importante rango de temperaturas.

Tipos de botulismo y sus síntomas

El primero y más común es el de transmisión alimentaria. Las bacterias dañinas entran al cuerpo a través de alimentos mal conservados, por lo general sin las medidas higiénicas necesarias. Los síntomas son:

• Dificultad para tragar o para hablar
• Sequedad en la boca
• Debilidad facial en ambos lados del rostro
• Visión borrosa o visión doble
• Caída de los párpados
• Dificultad para respirar
• Náuseas, vómitos y calambres abdominales
• Parálisis

Más infrecuente que el anterior, el botulismo por heridas se produce cuando la bacteria entra al cuerpo a través de una herida. Los síntomas son similares al botulismo de transmisión alimentaria, pero pueden tardar hasta dos semanas en aparecer. Algunos síntomas son: 

• Dificultad para tragar o para hablar
• Debilidad facial en ambos lados del rostro
• Visión borrosa o doble
• Párpados caídos
• Dificultad para respirar
• Parálisis

El botulismo en lactantes está ligado al consumo de tierra o de miel. De hecho, se recomienda evitar darles miel a las guaguas menores de un año. Se cree que la razón es que a esa edad aún no tienen flora bacteriana protectora en el tubo digestivo. Los síntomas pueden ser:

• Pérdida de apetito
• Constipación
• Alteración del llanto
• Babeo excesivo
• Dificultad para succionar

Diagnóstico y tratamiento

Para diagnosticar el botulismo se comprueba si existe debilidad o parálisis muscular, lo que se puede evidenciar en los párpados caídos o la voz débil. Se pregunta también por los alimentos ingeridos y las heridas que pudiesen ser susceptibles de estar expuestas. A veces, suele diagnosticarse equivocadamente ya que se puede confundir con un accidente cerebrovascular o síndrome de Guillain-Barré.

En caso de confirmarse la presencia de la bacteria, el paciente deberá tomar antitoxina botulínica de inmediato. Es probable que el paciente tenga problemas para alimentarse por sí mismo por lo que lo hará a través de líquidos intravenosos y sondas.

Luego de las primeras 12 y 36 horas después de comer el alimento contaminado inicia el cuadro infeccioso. El tratamiento continúa por lo general con la conexión a ventilación mecánica por un tiempo aproximado de entre 26 y 58 días. En las dos semanas siguientes el paciente debería experimentar alguna mejora, para luego estar estable durante otras tres semanas antes de empezar la recuperación.

Otros usos

La bacteria clostridium botulinum es la misma que se utiliza en la fabricación de botox, producto farmacéutico de uso clínico y cosmético. Sin embargo, los tratamientos con botox utilizan el tipo neurotoxina botulínica muy diluida y purificada, y además, se administra en entornos médicos higienizados.

En Chile

En nuestro país han habido algunos brotes de botulismo, pero pequeños y por lo tanto manejados sin problemas por las autoridades.

El primero ocurrió en 1973, cuando un grupo de monjas comió porotos verdes en una conserva casera. Varias de ellas fallecieron. Luego, entre el 2004 y 2013 hubo  24 casos sospechosos, de ellos solo 7 resultaron positivos. El año con mayor casos fue el 2005, con dos personas contagiadas. Entre 2011 y 2013 hubo un caso por año.

En mayo del 2015 el ISP prohibió la distribución de miel de bórax para su uso infantil debido a dos casos de botulismo relacionado a este producto. El Instituto optó por recomendar evitar suministrar este producto y cualquiera que contenga miel en menores de edad.

En Chile el botulismo se considera una emergencia médica y una enfermedad de notificación inmediata, según el decreto Nº158 de 2004.