Durante toda su carrera profesional Drew Weissman fue un destacado científico. Sin embargo, alcanzó notoriedad global gracias a su trabajo sobre el ARN allá por el 2005.
Drew Weissman (64) nació en Lexington, un barrio a las afueras de Boston. En 1981 obtuvo su licenciatura y máster en Bioquímica y Enzimología en la Universidad Brandeis, y luego, seis años más tarde, su doctorado en Inmunología y Microbiología en la Universidad de Boston. Todo esto a la edad de 27 años.
Poco después, en 1990, pasó al Instituto Nacional de Salud (INH por sus siglas en inglés), donde trabajó específicamente en el Laboratorio de Inmunorregulación del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas.
Desde 1993 a 1997 fue en el INH el becario principal del doctor Anthony Fauci. Aunque desde los inicios de su carrera ya se podía considerar como una “joven promesa”, sus más cercanos llegan a molestarse por su modestia.
“Quienes me conocen saben que me siento más a gusto en mi laboratorio que ante el público, y no quiero ofender a nadie, pero ahora mismo sin duda preferiría estar allí que delante de la cámara” dijo para abrir su discurso de aceptación del Premio Fronteras del Conocimiento el año pasado.
Desde 1997 que es académico de la Universidad de Pensilvania, y desde entonces ha escrito más de 160 artículos en revistas científicas, tiene a su nombre casi 30 patentes y es revisor de una docena de publicaciones científicas. Además, realiza conferencias por todas partes del mundo. Sólo entre 2016 y 2021 realizó 54 conferencias en América, Europa y Asia.
Pero su principal aporte a la ciencia, y por el que hoy está obteniendo notoriedad mundial, ocurrió hace más de 15 años. En colaboración con la doctora Karikó, encontraron la manera de modificar y luego empaquetar correctamente el ARN mensajero para que este pudiera llegar y activar la parte del cuerpo específica que se quiere tratar.
Este hallazgo es la base de la posterior vacuna contra el coronavirus.
La relevancia de este hallazgo científico recae en que abrió una serie de posibilidades para aplicarlos a otras enfermedades, ya sean de carácter autoinmune, infecciones víricas y trastornos neurodegenerativos. El principio detrás del ARN mensajeros es el mismo.
Algunas de las distinciones que Drew Weissman ha ganado son: Rosentiel (2020); Premio Louisa Gross Horwitz (2021); Premio Princesa de Asturias (2021); miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias (2022); y el último y más importante, el Premio Nobel de Medicina (2023).