Qué es la sedación paliativa y cuándo se usa

Sólo cuando se agotan los tratamientos, y luego de una exhaustiva explicación de los pros y contras de la sedación paliativa, esta se puede usar para disminuir el sufrimiento del paciente.
El fallecimiento del activista por las minorías sexuales y fundador de la Fundación Iguales, Luis Larraín, volvió a abrir el debate sobre la asistencia en la etapa final de la vida. Con un cáncer a la sangre que se fue agudizando y tratamientos que no respondieron positivamente, optó por el tratamiento de sedación paliativa para evitar los últimos dolores.
“En vista de que no hay más tratamientos disponibles y pensando en mi calidad de vida, conversando mucho con mi familia y amigos, decidí que me seden para pasar estos últimos momentos en paz y sin sentir los efectos del cáncer destruyendo mi cuerpo” relató Larraín en un video poco antes de fallecer.
Sin embargo, es fácil confundir a la sedación paliativa con la eutanasia, pues se utilizan en las mismas circunstancias, pero tienen importantes diferencias.
Qué es la sedación paliativa
Es un tratamiento que se realiza por medio de fármacos, en distintas dosis y combinaciones, con el objetivo de disminuir el nivel de conciencia de un paciente que está sufriendo dolores intensos en una etapa terminal de su vida, y cuando otros tratamientos convencionales ya no lograron ningún efecto positivo.
Este empleo de este tratamiento siempre deberá estar justificado desde el punto de vista médico, considerando variables como los tratamientos que se intentaron previamente, las limitaciones para usar otros tratamientos, la supervivencia estimada, la existencia de signos de mal diagnóstico, etc.
Pero antes de proceder con el tratamiento este debe ser discutido, ojalá con el paciente si su condición se lo permite, y con su familia. En caso de que sea el paciente quien lo decida, se debe evaluar la capacidad de comprensión de lo que el enfermo está a punto de hacer: ¿Puede expresar su propia voluntad?, ¿Entiende la información?, ¿Entiende las consecuencias de su elección?
Cómo se mide el dolor
Para calcular las dosis a suministrar al paciente el médico debe primero calcular el nivel de dolor que este tiene, pero siempre apuntando a que el nivel de sedación sea el más bajo posible pero que al mismo tiempo entregue alivio. Lo ideal es encontrar un punto en el que el paciente conserve su consciencia, la capacidad de responder y cierto grado de comunicación.
Jaime Troncoso, especialista en anestesiología de la Universidad Católica y quien trabaja en el Hospital Regional de Puerto Montt, comenta que para medir el dolor de un paciente, siempre que esté consciente, se le pregunta en una escala de 0 a 10, qué nivel de dolor sientes. Cero es nada y 10 el máximo dolor imaginable.
Pero cuando el paciente no puede responder ya depende de la interpretación del médico.
“Hay escalas que no son verbales, que dependen de las características físicas, de tu cara, de las muecas que haces, de cuanto tu crees como doctor que le duele a ese paciente (…) hay una escala analógica y una visual”.
Qué fármacos se utiliza
Por lo general los fármacos se administran vía endovenosa, y son opioides, derivados de la morfina. Para estas terapias el uso de las benzodiacepinas es lo más común, y sus derivados como el diazepam y el midazolam, comenta Troncoso.
En casos en que estos fármacos no dieron el efecto esperado y lo que se busca tratar es el delirio o psicosis del paciente, se recomienda el uso de neurolépticos, como la levomepromazina o la clorpromazina. Otra droga utilizada son los barbitúricos, confiable para lograr rápidamente la inconsciencia del paciente, y que actúa directamente sobre el sistema nervioso central disminuyendo la actividad cerebral.
En casos excepcionales, cuando ninguno de los fármacos anteriores funcione, se procede con el uso del propofol, que causa efectos ultra rápidos, pero que tiene más contraindicaciones que los anteriores. En dosis bajas funciona como sedante y en altas como anestésico.