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Óscar Contardo: “Hay un estado de paranoia generalizado que hace que la gente baje las barreras y esté dispuesta a creer en cualquier rumor”

Hace algunas semanas Óscar Contardo le pidió a varios de sus contactos en WhatsApp que dejaran de enviarle notas de audio. Cansado de las informaciones falsas que se difunden con más fuerza desde que estalló la crisis, el periodista y escritor relata que el momento que atraviesa el país afectó su estado de ánimo. En […]

Hace algunas semanas Óscar Contardo le pidió a varios de sus contactos en WhatsApp que dejaran de enviarle notas de audio. Cansado de las informaciones falsas que se difunden con más fuerza desde que estalló la crisis, el periodista y escritor relata que el momento que atraviesa el país afectó su estado de ánimo.
En esta entrevista, dice que justamente WhatsApp es la plataforma más peligrosa de todas a la hora de recibir información, y asegura que hoy existe una ansiedad en la gente por querer controlar lo que se sabe.

-¿Qué peligro representa hoy en día la desinformación?
-Ufff, es tremendo, porque con el debilitamiento y la crisis de los medios y el ascenso de las redes sociales y la tecnología, la opinión pública es como si se fragmentara y estuviera susceptible de ser colmada de noticias falsas, de mentiras, de rumores que se hacen pasar como noticia, y la mayor parte de la gente no aplica ningún filtro a esto. Creo que las redes sociales, principalmente WhatsApp, porque esa plataforma llega a la intimidad de las personas, llegan rumores del tipo conozco a alguien que conoce a alguien, que conoce a alguien, que le dijo tal cosa y cómo le llegó a su teléfono las personas lo toman como una especie de confidencia que es real, que es parte de un secreto, entonces se arma una cadena desinformación, y una especie de territorio donde se siembra la desconfianza y la paranoia.

-¿Para ti WhatsApp es la más peligrosa de las plataformas?
-Sí, porque lo usamos como un medio de comunicación con nuestros cercanos y son los cercanos donde hay confianza y quienes te transmiten información que la mayor parte de las veces está siendo falsa. El común de los mortales no chequea nada.

-¿Cómo lo has hecho cuando te llega información que te merece dudas?
-Me han llegado un par de veces cosas por WhatsApp que son los típicos mensajes de audio que son de una persona desconocida. Como uno es periodista uno se enoja con el que se lo mandó, o sea, decirle a esa persona no puedes estar mandando esta información si no es de nadie, es un rumor, es como mandar algo que te contaron en la calle como si fuera real. Donde tomo precauciones es con la información que circula por redes sociales, por Twitter, Facebook, que es ir a la fuente. Si te llega alguna nota con alguna afirmación ver si es de un medio real o uno inventado.

-¿A qué atribuyes la difusión de noticias falsas?
-Yo creo qué hay un estado de paranoia y de querer saber, querer ser el primero en repartir el rumor. Hay una ansiedad por figurar a través del rumor, cómo si tener ese rumor significará un poder o un atributo, yo lo supe primero, entonces la gente lo transmite y a sus cercanos, eso les da como un envoltorio de credibilidad porque te lo manda un cercano y hay un estado de paranoia generalizado que hace que la gente baje las barreras y esté dispuesta a creer en cualquier rumor.

-¿En momentos de crisis como el que atraviesa Chile es más fácil caer en informaciones incorrectas y compartirlas?
-Yo creo que sí porque la gente se pone más ansiosa, existe una ansiedad ambiental por querer saber y controlar y eso hace que la gente sea más receptiva a cualquier cosa que luzca como información, pero que no lo es, especialmente si es un aviso tremendista. La gente se pone receptiva a que algo terrible va a pasar y lo multiplica. En situación el tema de los rumores que circulan por las redes sociales es mucho más complejo de controlar.

¿Cómo evalúas el rol del periodismo chileno durante esta crisis?
-Esta crisis social pilló al periodismo en su propia crisis, que es anterior. Una crisis de los medios, en un momento de ultra fragilidad. Según las mismas encuestas la opinión pública ya tiene un juicio sobre cómo han respondido los medios y el periodismo a la crisis y ese juicio es negativo. Más negativo para la televisión que para los otros medios.

-¿La gente ya no confía mucho en los medios tradicionales?
-No, y eso es grave. Aparte de la crisis del modelo de negocios de los medios se suma una crisis de desconfianza y donde se toma al medio como un elemento del qué hay que cuidarse, porque no cuenta la verdad.

¿Se está mirando más hacia medios emergentes?
-Aquí los más perjudicados son sobre todo la televisión, que es el medio más masivo. La mayor parte de la gente se informa por el noticiero. Los más perjudicados son la televisión y la prensa escrita.

¿Qué importancia le otorgas a los fact checking?
-La labor que están haciendo hoy día los fact checking es súper relevante en un momento en que la cantidad de rumores, mentiras y la ansiedad que tiene la gente para saber lo que está pasando y tener la idea de que controla lo que está pasando es una necesidad súper acuciante. La comprobación de datos se empieza a instalar como un paso dentro de la discusión de las noticias.

-Hay muchas cuentas anónimas que difunden información incorrecta, pero incluso hay dirigentes políticos que han difundido noticias falsas. ¿Han sido irresponsables?
-No he visto ninguno en particular, sé de un par de cosas, pero la responsabilidad de alguien que tiene un cargo público, que es un dirigente político, es mucho mayor a la responsabilidad que puede tener cualquier hijo de vecino y la difusión de información falsa en el caso de ellos me parece súper grave. Cada vez que lo hagan por equivocación o por mala leche deberían pedir disculpas, debería haber un acto de mea culpa, porque eso perjudica la democracia.

-¿Hay un aprovechamiento cuando un político difunde una noticia falsa?
-Si lo hacen obvio, es aprovechamiento y es un acto de irresponsabilidad que finalmente redunda en perjudicar el sistema democrático, particularmente en una crisis como la que estamos viviendo. Si hay alguien que debería ser mucho más responsable que un ciudadano común ese es un político o una autoridad.

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