La localidad ya se encuentra fuera de peligro de contaminación y con permiso de volver a sus hogares, aunque aún se debe estudiar una posible intoxicación de los ríos de la zona.
Un accidente de un tren de la empresa Norfolk Southern en el límite entre Ohio y Pensilvania provocó una catástrofe ambiental que obligó a evacuar a miles de personas. Cerca de 50 vagones se descarrilaron la semana pasada en las cercanías del este de Palestina, una ciudad en la frontera de ambos estados. El problema, es que 10 de ellos contenían químicos altamente peligrosos.
El cloruro de vinilo, como explicamos en esta nota posterior, está entre ellos, un material que se utiliza para hacer PVC. El problema es que es inflamable, tóxico y su ingreso al cuerpo humano puede provocar cáncer de sangre, cerebro, pulmones e hígado.
Mover este elemento era casi imposible. Su conducción es tan frágil que inclusive era peligroso pasarlo a otro carril. Es por esto que las autoridades locales decidieron hacer un fuego controlado para eliminar los residuos. No obstante, esta decisión tuvo consecuencias, la liberación de fosgeno y cloruro de hidrógeno en una gigante nube de humo que cubrió la zona.
El fosgeno es altamente tóxico, puede causar vómitos y problemas respiratorios, y se utilizó como arma en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, según registros de EPA, la condición ambiental durante los últimos días ha mejorado significativamente.
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¿Qué peligros trae el accidente de tren en Ohio?
Tanto en las redes sociales como en algunos medios de prensa se ha comparado el Desastre en Ohio con lo sucedido en Chernobyl. Sin embargo, según la información disponible, lo sucedido en el este de Palestina no está ni cerca del desastre en Ucrania. Recordemos que, a causa de esta última explosión, la zona será inhabitable durante miles de años, se expuso a más de 8 millones de personas y provocó la muerte de 31 personas.
Por su parte, desde la semana pasada que los residentes de Palestina pueden volver a sus hogares. Tanto los monitoreos de las autoridades como de EPA han indicado que ni el aire exterior ni el de las casas de los habitantes presentan niveles de contaminación preocupantes. Además, no se registran fallecidos, y pudo afectar a una población cercana a una 5 mil personas.
De hecho, esta situación no es tan extraña en Estados Unidos. Unos 1.700 trenes se descarrilan anualmente, y existen algunos lamentables casos que incluyen material químico. En Saskatchewan se descarriló un tren con petróleo crudo en 2020, mismo año en que explotó en llamas una máquina con Etanol en Kentucky. En 2013 un accidente similar provocó la muerte de 47 personas en Quebec.
Esto ya es una problemática para las autoridades americanas, que han legislado en contra de establecer mayores medidas de seguridad por el descarrilamiento de los trenes. 12 mil ferrocarriles con 4.5 millones de toneladas con productos químicos y recorren ciudades y pueblos estadounidenses cada día, exponiendo millones de personas.
La contaminación de las aguas
El accidente en Ohio también trae otras consecuencias, como el daño ambiental, que explicamos en otro artículo.
A pesar de que ya pasó la contaminación de los aires, la posible intoxicación de las aguas preocupa a los habitantes. Se han registrado algunos peces muertos en los afluentes Leslie Run y Bull Creek cercanos a la ciudad de Ohio. Asimismo, otros animales de granja también aparecen fallecidos días después de la explosión.
Por su parte, Norfolk Southern ha contratado una empresa independiente para realizar los testeos, y ofrecen pruebas gratuitas a los pozos privados de los residentes del área. Las autoridades recomiendan utilizar solo agua potable embotellada, que será suministrada por la empresa responsable hasta que se regularice la situación.
Aún no se define la gravedad de la contaminación de los ríos, y si este puede afectar la sanidad de los residentes de Estados Unidos. Se estima que, de haberse contaminado el Río Ohio, los productos tóxicos pueden afectar el consumo para 5 millones de personas, así como la producción de alimentos y recursos en la zona.
Frente a esta problemática, la EPA menciona que:
“Los contratistas de Norfolk Southern instalaron una presa y un desvío de agua en Sulphur Run para evitar una mayor contaminación de las aguas río abajo. También han detenido el derrame del producto derramado restante en el arroyo”.