Este tipo de formato permite una producción a gran escala, algo que fue fundamental en la pandemia del Covid-19.
Este lunes se anunció que el Premio Nobel de Medicina se lo llevaron Katalin Karikó (Hungría) y Drew Weissman (Estados Unidos) por su trabajo con las vacunas ARNm (mensajero) contra el Covid-19.
Según mencionaron desde el comité, ambos científicos publicaron una investigación en 2005 que pasó inadvertida entonces, pero que sería elemental para comprender el funcionamiento de ARNm en el sistema inmunitario.
El trabajo de la bioquímica Karikó- y su colaboración con Weissman- fue fundamental en la creación de las vacunas ARNm de BioNTech (Pfizer) y Moderna, las primeras de su tipo aplicadas a gran escala en humanos.
Tanto Moderna como Pfizer llegaron a más de 100 países en la lucha contra el coronavirus. Este formato (ARNm) permite una mayor y más veloz producción, una característica fundamental para enfrentar una pandemia mundial.
Pero ¿por qué son tan importantes las vacunas ARN mensajero? En Mala Espina te contamos por qué son especiales y cómo ayudaron a salvar millones de vidas.
¿Qué es una vacuna ARNm?
Tradicionalmente, las vacunas suelen ingresar una partícula inofensiva (organismo muerto o debilitado) de la bacteria o virus que querían enfrentar. El fin es activar el sistema inmunitario y así crear una protección preventiva frente al patógeno.
Sin embargo, los científicos descubrieron que también podían utilizar ARN mensajero. Este ácido ribonucleico es necesario en la producción de proteínas, y desaparece una vez estas se crean. Además, no afecta el ADN ni los núcleos celulares.
De esta forma, la vacuna introduce un fragmento de ARNm, que se une a células cercanas y manda la “señal” para la producción de la proteína. En el caso de BioNTech y Moderna, se generaba la proteína Spike, una de las 4 que tenía el Sars-CoV-2.
Frente a la aparición de esta proteína extraña, el cuerpo genera una respuesta inmunitaria, generando anticuerpos. Estos se encargan del agente externo, pero se mantienen después en el sistema, a la espera de su nueva aparición.
Por tanto, cuando el virus te contagia, tu cuerpo ya puede reaccionar frente a él. Las segundas y terceras dosis buscan aumentar la producción de anticuerpos y así mejorar tu respuesta inmunitaria.
Esto no quiere decir que las otras vacunas (vectores víricos o basadas en proteínas) no sirvan. De hecho, tienen el mismo fin; el reconocimiento de un agente externo para generar anticuerpos. La diferencia es que estas tienen otros caminos para llegar a eso.