El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó esta semana una querella criminal contra “todos aquellos que resulten responsables” por el delito de apremios ilegítimos contra un grupo de soldados conscriptos que fueron parte de la cuestionada marcha de Putre.
En este documento, el organismo presenta una serie de “hechos” que revelan actuaciones graves por parte de funcionarios del Ejército en contra de los soldados que participaron en esta actividad. Golpes, insultos, desprotección e insalubridad durante la marcha son algunas de las faltas que acusa el INDH.
Recordemos que uno de los temas más discutidos en este caso es la falta de detalles en la información que entregó el Ejercito sobre la muerte de Franco Vargas y la marcha de los conscriptos.
Desde entonces, tras los primeros comunicados, algunos conscriptos aparecieron en medios para dar su testimonio, que acusaron malas prácticas por parte de los militares. Además, desde el Cesfam de Putre confirmaron que Vargas llegó sin signos vitales al centro de salud, lo que desmiente la declaración inicial del Ejército.
Ante estas situaciones el comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga, salió a comentar que en lainformación preliminar que entregó el Ejército hubo “falta de precisión”. Por el momento, se relevaron a los dos comandantes que participaron directamente en la marcha. Además, se llevan hasta ahora al menos cuatro investigaciones paralelas para aclarar los hechos.
Ahora, la querella del INDH revela nuevos relatos de soldados conscriptos con graves acusaciones hacia sus superiores.
Los detalles de la querella del INDH por el caso de los conscriptos de Putre
Según menciona la querella del INDH, en la marcha militar de Putre, los conscriptos acusan haber sido “sometidos a golpes de pies y puños por parte de sus superiores a cargo (…) cuando dormían, comían o durante las caminatas“.
Además, también se afirma que en una ocasión les refregaron bombas lacrimógenas en los rostros, y que les hacían realizar actividades como comer pasto, subir cerros a sentadillas, o realizar ejercicios físicos aún cuando presentaban y anunciaban síntomas de malestar.
Diferentes conscriptos acusan que la actitud de sus superiores cuando manifestaban una enfermedad era de no creerles. En este mismo tono, según señala un testimonio, un teniente le dijo a un conscripto “acompáñame a mi oficina te paso un cuchillo y mátate”, cuando el soldado le mencionó que tenía “pensamientos de morir”. De hecho uno de los conscriptos, tras la marcha y después de presentar una fuerte enfermedad, trató de suicidarse.
Además, la querella menciona que ni siquiera la muerte de Franco Vargas generó un cambio en la actitud de los oficiales. Señalaban, por ejemplo, que el conscripto murió porque “era su hora” y que “un pelao (conscripto) menos es mejor”.
Los abusos verbales eran de los que más se repetían según los soldados. Llegaron a decirle a los conscriptos frases como:
- “hay que cruzar la frontera y violar a las peruanas, antes que vengan los peruanos a violar a tu mamá o a tu hermana”.
- “la maraca de tu polola está saltando encima de otro weón, pelao cornúo”
- u otras cosas como “roto asqueroso”, “maricón” o “lesbiano”.
Además, los testimonios también acusan que, aunque tenían prendas adecuadas para el frío o el calor, generalmente no dejaban que las usaran. Aún con temperaturas bajo los -15 grados. Asimismo, señalan que las propias instalaciones no tenían ventanas o puertas, por lo que siempre estaban expuestos al frío.
Por otra parte, se menciona que había pocas medidsa de higiene. Tenían que ir al baño de a 15 personas y no tenían cómo limpiarse, mientras los oficiales ocupaban baños sépticos en cabinas.