Si hablamos de organizaciones con importancia histórica en el desarrollo de la historia nacional, no podemos excluir de la conversación a la Gran Logia de Chile.
Desde hace ya más de un siglo que la asociación masona es parte de muchos de los principales proyectos políticos y sociales en Chile. Fueron propulsores de algunas de las iniciativas más importantes, hasta hoy, en materia de educación, como la creación de la Universidad de Chile o la Universidad de Santiago.
Asimismo, cuentan con la autoría o promoción de obras pilares en la sociedad, como el Registro Civil, Bomberos de Chile, la Instrucción Primaria Obligatoria y el Matrimonio Civil.
Entre sus filas pasaron presidentes como Salvador Allende, Arturo Alessandri, Gabriel Gonzáles Videla y Carlos Ibáñez del Campo. También otros personajes destacados de la historia chilena, como el escritor Guillermo Blest Gana, el aviador Arturo Merino Benítez, el filósofo Francisco Bilbao, entre muchos otros.
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¿Cómo funciona la Gran Logia de Chile?
Hace unas semanas la Gran Logia de Chile cumplía 162 años en funcionamiento, aunque el paso del tiempo solo la ha hecho crecer. Actualmente, la Gran Logia, el órgano de obediencia masónico nacional, lidera 249 logias que se reparten en todas las regiones y en las principales ciudades del país.
A esto se suma la Gran Logia Femenina, que es una institución exclusivamente para mujeres (la Gran Logia es solo para hombres) que tiene cuatro décadas de funcionamiento y miles de integrantes en todo el país.
Pero ¿cuál es el fin de esta institución? Según menciona su propio sitio web, “la francmasonería es una institución universal, iniciática, filosófica y ética, integrada por personas de espíritu libre que trabajan por el bien de la humanidad“. Además, hacen hincapié en el “perfeccionamiento del ser humano” como una de las metas principales de sus miembros.
De esta forma, y con una estructura jerárquica tanto en su funcionamiento como en los grados que van alcanzando sus miembros (33, según el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, al que suscribe la institución chilena), los masones se reúnen de forma intermitente para discutir sobre la contingencia y buscar incidir en el porvenir de la sociedad.
Su fin es aportar al país mediante la coordinación fraternal de sus miembros, en un ámbito de respeto, con principios democráticos, filosóficos, científicos y de respeto hacia las ideas religiosas y políticas de sus integrantes.
De todas formas, sus ritos y sus reuniones, como es tradición en todo el mundo, se intentan mantener con discreción. Aunque la época moderna los posicionó mucho más cerca del público (tienen, incluso, redes sociales) el detalle sobre su funcionamiento interno, o quienes son sus miembros, aún no está disponible para todo público.