Este caso sigue en desarrollo, con implicancias tanto judiciales como políticas.
El 17 de octubre de 2024, Manuel Monsalve presentó su renuncia como subsecretario del Interior, tras ser denunciado por presunta violación y abuso sexual. Aunque Monsalve declaró su inocencia, reconoció que su permanencia en el cargo era incompatible con el proceso investigativo en curso. La cronología de los hechos revela un complicado escenario que culminó con su salida del Gobierno.
El fiscal Xavier Armendáriz, durante la audiencia de cautela, explicó que la investigación se centra en los delitos de abuso sexual por sorpresa y otro de violación contra una víctima mayor de edad que mantenía una relación de subordinación y dependencia con Monsalve. El hecho habría ocurrido entre el 22 y 23 de septiembre en el Hotel Panamericano. Además, el fiscal señaló que no se descarta investigar al exsubsecretario por otras conductas ilícitas relacionadas con actividades previas a la denuncia.
Ese mismo día, el diario La Segunda reveló una serie de hechos que pronto se convertirían en el centro de atención mediática y una denuncia formal ante la justicia de parte de una subalterna por presunto abuso sexual y violación.
Los primeros indicios de acoso
Los eventos comenzaron a desenredarse a principios de septiembre, cuando una funcionaria denunció que había sido contactada por Monsalve a través de la aplicación de mensajería Signal el 1 de septiembre. Según su relato, el mensaje no tenía una relación estrictamente laboral, y ese mismo día se encontraron en el Costanera Center para discutir temas de trabajo. Sin embargo, lo que comenzó como una reunión profesional terminó en un área verde cercana, donde la mujer afirma que Monsalve la besó sin su consentimiento.
Al día siguiente, el 2 de septiembre, la denunciante fue contactada por Gabriel de la Fuente, jefe de gabinete de Monsalve, quien le informó de un cambio en sus funciones laborales, lo que implicaba un aumento en su remuneración y la necesidad de acompañar al subsecretario en sus viajes a regiones. Posteriormente, Monsalve la contactó nuevamente para confirmar si estaba al tanto de los cambios en su trabajo.
Cena en el “Ají Seco Místico”
El 21 de septiembre, la situación escaló cuando la mujer recibió otro mensaje de Monsalve invitándola a cenar en un restaurante céntrico de Santiago, “Ají Seco Místico”, el 22 de septiembre. Durante la cena, el subsecretario le habría ofrecido pagarle un curso de inglés, una propuesta que ella rechazó. Según la denunciante, ambos consumieron dos piscos sour cada uno y luego pidieron un tercero, Después de eso perdió la noción de lo sucedido.
Al día siguiente, la mujer despertó en la habitación del hotel Panamericano, donde Monsalve se alojaba. Estaba sin ropa y con una lesión en la muñeca. Monsalve le habría explicado algunos detalles de lo ocurrido la noche anterior, incluido un momento en el que ella habría intentado escapar del taxi que los llevó al hotel.
Ese mismo día, el subsecretario no asistió al balance programado sobre Fiestas Patrias debido a una supuesta migraña, dejando a su colega Eduardo Vergara a cargo del balance de Fiestas Patrias.
La denuncia por supuesta violación
Casi cuatro semanas después, el 14 de octubre, la denunciante, tras haber compartido el incidente con su círculo cercano y algunos compañeros de trabajo, decidió formalizar la denuncia ante la Policía de Investigaciones (PDI) para que se iniciara la investigación. La acusación fue recibida por la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, y la mujer acudió al Servicio Médico Legal para constatar las lesiones. Ese mismo día, la PDI comenzó las primeras diligencias en el restaurante “Ají Seco Místico” y en el hotel donde ocurrieron los hechos.
Al día siguiente, los altos mandos de la PDI informaron de la denuncia a la ministra del Interior, Carolina Tohá, quien a su vez reportó al presidente Gabriel Boric. Monsalve fue citado a La Moneda, donde se le comunicó la gravedad de las acusaciones. Dos días después presentó su renuncia en una vocería en las puertas del Palacio de La Moneda.
Los nuevos antecedentes del Caso Monsalve
Sin embargo, el caso no terminó ahí. Desde que se reveló la denuncia, surgieron nuevas aristas y antecedentes que complicaron aún más la situación. El gobierno fue duramente cuestionado por no revelar de inmediato a Monsalve de sus funciones, permitiéndole incluso defender el presupuesto en el Congreso, a pesar de que La Moneda ya tenía conocimiento de la denuncia. Este manejo encendió el debate en la opinión pública. Según el gobierno, la razón por la cual no se tomó una acción inmediata fue que Monsalve había viajado el 16 de octubre a la Región del Biobío para informar a su familia sobre las acusaciones en su contra.
El hecho se descubrió porque tres días antes, la Brigada de Delitos Sexuales Metropolitana (Brisexme) de la PDI, bajo la instrucción del fiscal Xavier Armendáriz, acudió al hotel para revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad. Sin embargo, fueron informados de que otros funcionarios ya habían incautado las imágenes. Ese mismo día, el 15 de octubre, la Brisexme llevó a cabo diversas diligencias: incautación del teléfono de Monsalve, ropa; registro de la habitación y el levantamiento de algunas piezas de mobiliario. También se le realizó un hisopado bucal, en este punto el fiscal recalcó que no fue una muestra de ADN como se dijo al principio.
Tras la incautación de su teléfono. Se confirmó que Monsalve no entregó el teléfono que usaba habitualmente, ya que previamente lo había entregado a la PDI como parte de las diligencias realizadas antes de la denuncia, y le fue devuelto tras el procedimiento. Posteriormente, Monsalve adquirió un tercer teléfono para poder comunicarse con sus abogados y familiares en relación con la denuncia.
Mientras se realizaban estas diligencias, el fiscal Armendáriz se reunió con Monsalve para explicarle la orden de investigación en curso, en esa ocasión Monsalve respondió: “A mí me gustaría declarar que yo no recuerdo nada y lo demás me lo reservo con mi abogado”. Sin embargo, el fiscal aclaró que el encuentro no fue una reunión privada, ni que el imputado prestara declaración, como sostiene su defensa. En realidad, se trató de un acta de realización de una entrada y registro de incautación, en la cual el imputado apenas alcanzó a murmurar una frase.
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