Teorías conspirativas que advierten posibles fraudes, o que los “muertos van a votar”, son parte del relato que se ha visto en redes en las últimas semanas, pero también en procesos electorales anteriores.
Por estos días se instaló fuertemente una narrativa de desinformaciones contra el Servel en redes sociales, con el relato de que los “muertos van a votar” en el plebiscito de salida por una Nueva Constitución, el próximo 4 de septiembre, lo que es falso. Esto surgió a raíz de personas presuntamente fallecidas que aparecen en el padrón electoral habilitadas para votar. Pero eso no va ocurrir, porque los fantasmas no existen, y no tienen derecho a emitir sufragio.
Lo que ocurrió, para explicarlo más o menos en simple, es un fenómeno que ya había pasado anteriormente, y es que respecto del padrón del Plebiscito Constitucional, los cambios podían realizarse hasta el 1 de mayo pasado. Tras la publicación del padrón definitivo, el plazo de reclamación en Tribunales Electorales Regionales fue de 10 días.
Por ende, si una persona falleció después del 1 de mayo y no se realizó la reclamación, probablemente aparecerá en el padrón.
Cómo es la narrativa de desinformaciones contra el Servel
Nada de lo que circula con esta narración confusa, como también otros posteos virales que plantean que los menores de 16 y 17 años podrán votar, o que no habrá multas por no ir a sufragar son reales, pero el relato no solo confunde y genera una mezcla de ansiedad, rabia y preocupación en la ciudadanía, a tres semanas del plebiscito, sino que una vez más ataca al corazón de una institución trascendental en el funcionamiento de la democracia en Chile, como es el Servel.
Pero esto es no es nuevo. ni en nuestro país, ni en procesos electorales anteriores. También pasa en otros países de la región, donde en los últimos años se ha capacitado a centenares de periodistas para detectar y verificar desinformaciones, proceso del que hemos sido parte junto a otros verificadores de la red LatamChequea.
Pero volvamos al caso de Chile, que es el que nos convoca en este artículo. Por ejemplo, después de la segunda vuelta presidencial, que dio por ganador a Gabriel Boric sobre José Antonio Kast, el propio Servel tuvo que salir a desmentir teorías conspirativas que planteaban un supuesto fraude en el balotaje con videos lo suficientemente enredados para que fueran difíciles de entender y se alimentaran las dudas.
Y antes, durante esa campaña presidencial, se dijo que un software venezolano contaría los votos, lo que también era mentira. Pero como no hay primera sin segunda, ahora, previo al plebiscito, circuló otra desinformación similar, que en esta ocasión señalaba que una empresa contaría los votos, cuando eso es una tarea de los vocales de mesa.
La tarea de quienes verificamos desinformaciones no es cancelar verdades, ni imponer opiniones. Hay cosas que se pueden chequear y otras que no, pero lo fundamental es dar certezas en momentos de incertidumbre, en base a evidencias, le guste o no a quien es chequeado, con el objetivo de que la gente -sea cual su decisión- pueda votar bien informada.
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