«La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado«, señaló hace unos días el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

Este concepto responde a las fuertes olas de calor registradas durante los últimos meses. El aumento de las temperaturas es consecuencia del cambio climático, a lo que se suma el Fenómeno del Niño presente durante este año, afirmó la Ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas.

De hecho, la Organización Meteorológica Mundial ya confirmó que julio será el mes más caluroso del que haya registro en toda la historia. Asimismo, el organismo afirmó que hay un 98% de probabilidades que uno de los siguientes cinco años sea el más cálido de los que se tenga registro.

Pero ¿qué diferencia tiene con el término «cambio climático» y qué consecuencias puede tener?

El efecto invernadero

La Tierra funciona, hace miles de años, en una perfecta armonía que permite la vida en la biósfera. Esto es, principalmente, gracias a nuestra atmósfera, que, además de contener grandes cantidades de oxígeno para la vida, nos defiende de la radiación solar ultravioleta y los meteoritos.

Además, también permite regular la temperatura de nuestro planeta, que se mantiene en un promedio cerca de los 15ºC. Se estima que, si no existiera esta capa, esta cifra llegaría a los -18ºC, imposibilitando la vida, al menos como la conocemos.

Esta dinámica solo es posible a los gases de efecto invernadero (GEI). Este sistema permite que la radiación térmica que emite la superficie de la Tierra, al llegar a la atmósfera, se absorba y se devuelva hacia las capas inferiores, aumentando las temperaturas.

El efecto invernadero es un proceso natural y necesario para nuestra vida. Sin embargo, durante los últimos siglos, la quema de combustibles fósiles, la industria y otras actividades humanas aumentaron significativamente la presencia de los GEI. Por tanto, el retorno de la radiación aumenta cada vez más, lo que provocó en los últimos años fuertes olas de calor, altas temperaturas mundiales, con consecuencias como el derretimiento de los glaciares.

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La era de la ebullición global

En este contexto, se define que el calentamiento global, provocado por efecto del aumento de los gases de efecto invernadero, comenzó entre el siglo XVIII y XIX (1), aunque recién fue identificado como un fenómeno en el siglo pasado.

Los análisis de la comunidad científica indican que de seguir calentándose el planeta, afectará de forma grave la vida humana. En la Cumbre mundial sobre el cambio climático, naciones de todo el mundo acordaron mantener como límite el aumento de 1.5ºC desde la era preindustrial. Actualmente, ya superamos el +1ºC, y las Naciones Unidas indican que hay 50% de probabilidades que superemos el umbral de los 1,5ºC en los próximos cinco años.

La meta es no superar los 2ºC, ya que, según las estimaciones, habrá grandes impactos para la vida. Por ejemplo, habrá inundaciones costeras (por el derretimiento de los glaciares), temperaturas extremas y cambios en los ecosistemas marinos y terrestres.

La era de la ebullición global responde a los aumentos de la temperatura planetaria durante los últimos años. Esta época estará caracterizada por olas de calor nunca registradas, como actualmente sucede en Europa, Asia y América.

No se sabe, por supuesto, cuando terminará este periodo. Sin embargo, más que nada sirve para dar un mensaje sobre la urgencia que se necesita para solucionar esta problemática.

Desde las Naciones Unidas llaman a los países, ciudades, empresas y e instituciones financieras a ejecutar acciones y políticas en pos de la sostenibilidad. Uno de los pasos más importantes es eliminar la utilización de combustibles fósiles, principal causante de los gases de efecto invernadero.

«Sin más vacilaciones. No más excusas. No más esperar a que otros se muevan primero. Simplemente no hay más tiempo para eso«, afirmó Guterres.

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